En SERVEIS BADEA, somos líderes en ofrecer servicios integrales de vaciado de pisos en Valls 43800 y áreas cercanas. Nuestra misión es facilitar la gestión eficiente de espacios, proporcionando soluciones completas que incluyen vaciado de pisos, recogida de muebles, y servicios de limpieza y pintura, todo bajo un estándar de calidad garantizado y a precios competitivos.
Conscientes del impacto medioambiental, nuestra operación en Valls 43800 y toda Cataluña se centra en minimizar la huella ecológica. Priorizamos el reciclaje de escombros y residuos, asegurando su procesamiento adecuado y contribuyendo activamente a la preservación del entorno natural.
La Fundació Formació i Treball, mitjançant la seva Empresa d’Inserció, ha obtingut aquest mes de juliol la licitació per gestionar la deixalleria d’Alcover, al municipi de l’Alt Camp (província de Tarragona). Aquesta licitació consisteix en un contracte de cessió per dur a terme aquest servei de deixalleria durant un període de tres anys.
D’aquesta manera, Formació i Treball gestionarà la seva primera deixalleria del Camp de Tarragona, que es convertirà en un espai de reutilització i valorització dels residus, sense ser només un lloc de transferència d’aquests. La posada en marxa del servei permetrà la contractació d’una persona provinent d’itineraris d’inserció sociolaboral, qui serà coordinada per una persona de l’equip tècnic de l’Entitat.
L’experiència de Formació i Treball en la gestió de Punts Verds
Ja fa més de 12 anys que des de Formació i Treball es gestiona el personal i serveis dels Punts Verds de Barcelona. Actualment, es porta a terme la gestió diària dels Punts Verds de Zona de Sant Andreu (carrer de Caracas, 46) i de Collserola (carrer de Collserola, 2), en els quals treballen un total de 16 persones. La major part d’elles pertanyen a col·lectius en situació de vulnerabilitat: 11 tenen un contracte d’inserció, mentre que 5 formen part del personal tècnic.
D’altra banda, a més, a Sitges fa 15 anys que la Fundació gestiona el personal i servei de la deixalleria, situada al carrer Pruelles, número 5, del polígon Mas Alba. En l’actualitat, hi ha contractades 2 persones provinents d’itineraris d’inserció, que s’encarreguen del tractament de residus, el manteniment de les instal·lacions i l’atenció al públic.
Un servei en línia amb l’Agenda 2030
Amb el servei de gestió de deixalleries, Formació i Treball desenvolupa la seva acció en el marc d’una economia verda i social, generant un impacte mediambiental, econòmic i social; ja que, a la vegada que es treballa per la reutilització dels residus, reduint la generació dels mateixos i convertint-los en recursos, també es generen llocs de treball per dur a terme aquestes tasques dirigits a persones en situació de vulnerabilitat i/o en risc d’exclusió social. A més, també hi ha un impacte comunitari, ja que, en el cas de les deixalleries, les persones que hi treballen són del territori.
L’acció de la Fundació Formació i Treball va en la línia de contribuir amb els Objectius de Desenvolupament Sostenible i amb l’Agenda 2030. Concretament, es treballa per aconseguir els següents ODS: Fi de la pobresa (ODS 1), Fam zero (ODS 2), Educació de qualitat (ODS 4), Igualtat de gènere (ODS 5), Treball decent i creixement econòmic (ODS 8), Reducció de les desigualtats (ODS 10), Consum i producció responsables (ODS 12), Acció climàtica (ODS 13), Aliança per assolir els objectius (ODS 17).
¡Vive los mercados de la ciudad! Dicen que para conocer realmente cómo son las ciudades y los que viven en ellas, tenemos que buscar la clave en sus mercados.
Construido en 1915, el Mercado Central de Tarragona es un digno representante del espíritu mediterráneo de Tarragona, más dinámico que nunca después de la reforma culminada en 2017 que ha permitido dar nueva vida también a sus elementos modernistas. Una nueva etapa en la que la esencia histórica del equipamiento continúa presente, pero con la ambición y el dinamismo propios del siglo XXI.
La joya de todo mercado se encuentra, evidentemente, en su interior, en su gente, productos e historias. Pero el envoltorio del Mercado Central de Tarragona no se puede menospreciar, y es que, por sí solo, las características de su imponente edificio ya justifican una visita.
El Mercado Central tiene la firma de uno de los arquitectos del Modernismo catalán más prolíficos en Tarragona, Josep Maria Pujol de Barberà.
Pujol de Barberà planteó un gran edificio rectangular, de tres naves, y elaborado en un material entonces innovador para Tarragona: el cemento armado u hormigón. Se inauguró con un gran acto solemne en diciembre de 1915.
El renovado mercado del 2017 se erige ahora en un espacio donde no solo se puede ir a comprar: también a degustar, aprender y contagiarse del latido de la ciudad.
Actualmente, el corazón del Mercado Central lo forman paradas de productos de calidad y de proximidad, siempre de temporada, y con la sabiduría que transmiten los vendedores, muchos de ellos con una historia de generaciones detrás de sus mostradores.
Además, en el Mercado Central encontraréis un amplio espacio para sentarnos a tomar un café, una copa o una buena comida rodeados por la belleza de su arquitectura modernista.
Y no nos podemos olvidar de la última incorporación en este mercado del siglo XXI. Ninguna visita podrá ser completa sin ver en acción el nuevo reloj carillón del Mercado Central. Cada día, siete figuras del cortejo popular de Santa Tecla bailan al son del pasodoble Amparito Roca (el himno de las fiestas de Santa Tecla en Tarragona), en la fachada principal del edificio. Lo hacen a las 12 h y a las 18 h durante todo el año.
Un ingrediente más de una oferta gastronómica y cultural que, seguro, os hará vivir vuestra visita con una sonrisa.
Una ciudad sorprendente donde se puede descubrir una civilización milenaria. Cenar bajo las bóvedas del circo romano, perderse por los callejones del casco antiguo donde se conserva intacta la esencia de la ciudad medieval o hacer un vermú inmerso en más de 2.000 años de historia. ¡Este es el auténtico Patrimonio de la Humanidad de Tarragona! Un patrimonio hecho de monumentos trascendentales por la historia, de rincones capaces de trasladarnos a épocas romanas, medievales, modernas y modernistas; pero también un patrimonio hecho de personas, de historias humanas, de pequeños momentos, de emociones...
(s. XII-XIV), construida en la parte más alta de la ciudad, aproximadamente en el mismo lugar que el templo romano de culto al emperador.
Mapping' y maqueta donde se representa la ciudad romana de Tarraco en la época de su máximo apogeo (siglo II d. C.).
Edificio destinado a espectáculos como las luchas de gladiadores (s. II), sobre el cual se construyó una basílica visigótica (s. VI) y una iglesia románica (s. XII).
Torre romana de la plaza de representación del Foro Provincial (s. I) transformada en residencia real (s. XIV). El circo romano estaba destinado a las carreras de caballos y carros (s. I).
La ciudad más contemporánea descubre un rincón único y de notable inspiración en la estética marina que recorre la ciudad, el Balcón del Mediterráneo, un espléndido mirador abierto al mar sobre la playa.
La ciudad moderna convive con su pasado imperial, disfruten de sus terrazas llenas de vida en un entorno único, rodeado de historia.
El barrio típico de pescadores, donde se subasta por la tarde el pescado que se pesca durante todo el día. Se trata de un área pintoresca, con su propia personalidad y con restaurantes con encanto, donde degustar los mejores pescados y mariscos de Tarragona.
Paseo principal de Tarragona con más de 150 años de existencia y el mayor número de tiendas modernas, integradas en un espacio arquitectónico único por sus edificios y su historia.
Son reconocidas por su arena fina y de color dorado. Tienen una pendiente muy suave que permite caminar dentro del agua o nadar sin riesgos. Su ubicación geográfica privilegiada invita a disfrutar de un clima templado durante todo el año.
Si deseáis comprar productos frescos y de temporada en un ambiente muy típico, tenéis que visitar los mercados de Tarragona. El Mercado Central, situado a poca distancia de la Rambla Nova, es un importante edificio modernista (Josep M. Pujol, 1915).
Tarragona es una de las ciudades más interesantes de toda España, tanto por su historia como por el patrimonio que conserva. Además, su situación costera la hace perfecta para ser visitada en los calurosos días de verano, ya que en los alrededores hay numerosas playas en las que refrescarse después de una jornada de turismo cultural.
El origen de la ciudad de Tarragona está en un oppidum ibérico de finales del siglo V a. C. Sobre este asentamiento se fundó, hacia el año 218 a. C. y en el marco de la segunda guerra púnica, la ciudad romana de Tarraco. Lo que comenzó como un asentamiento de las tropas lideradas por Cneo Escipión acabó transformándose en la principal base militar romana en Hispania y, posteriormente, en la ciudad de Tarraco.
Seguramente en un principio era un núcleo urbano dividido en dos: por un lado el campamento militar, dominando la parte alta, y por otro la ciudad propiamente dicha, en torno al puerto y el poblado ibérico. Durante los siglos II y I a. C. la ciudad creció rápidamente, ya que la presencia militar atrajo no solo soldados, sino también comerciantes y otros ciudadanos que veian grandes posibilidad en los nuevos territorios conquistados. Tarraco se convirtió así en una de las ciuades más importantes de la Hispania Citerior y consiguió de manos de César el título de colonia.
De gran importancia fue la presencia de Augusto los años 26 y 25 a. C. para dirigir la lucha contra los astures y cántabros. Durante este periodo la ciudad fue sede imperial, lo que favoreció un fuerte impulso urbanístico y su transformación definitiva en capital de la Hispania Citerior. Esta capitalidad hizo de Tarraco una importante ciudad los siglos siguientes (I-II d. C.), cuando vería su momento de mayor esplendor. Tarraco continuó siendo una ciudad dinámica y boyante durante mucho tiempo, una ciudad que vivió la llegada del Cristianismo y de los visigodos.
Sin embargo, la conquista árabe hacia el año 713 hizo cambiar radicalmente el panorama: Tarragona entró en un periodo de clara decadencia y abandono que no acabaría hasta principios del siglo XII, cuando la ciudad es conquistada por los condes catalanes y la sede metropolitana es restaurada. A finales del siglo XII Tarragona vivío un periodo de recuperación: volvía a ser una ciudad de gran relevancia, capital de su territorio y con una activa vida comercial. La ciudad se extendio y ocupó los espacios que antes ocupaban los edificios públicos romanos , como el foro y el circo.
Pero a partir del siglo XIV y durante Época Moderna, las pestes y los diferentes conflictos bélicos volvieron a hacer estragos en la ciudad, que volvió a entrar en un nuevo periodo de decadencia. Convertida en plaza fuerte y sometida a sitios, epidemias, hambrunas y ataques piratas, la ciudad perdió población y su actividad económica se redujo considerablemente.
Habrá que esperar al final de la guerra de la Independencia para que Tarragona empiece un nuevo periodo de desarrollo. La población se fue recuperando poco a poco y, con ella, la actividad comercial. Una economía especializada en la exportación del vino y del aguardiente favoreció el surgimiento de una clase burguesa y la modernización de la ciudad. A mediados del siglo XIX Tarragona dejó de ser plaza fuerte, lo que le permitió derribar sus murallas y extender sus barrios más allá de sus límites. En época más reciente ha jugado un papel fundamental la industria petroquímica, que se ha servido del puerto de la ciudad para el transporte de mercancías.
El anfiteatro fue constuido en el siglo II d. C. en las afueras de la ciudad, muy próximo a la Via Augusta y al puerto, lo que facilitaba el desembarco de las fieras para los espectáculos. De planta ovalada, parte de su graderío fue excavado en la roca, mientras que el resto se apoyaba sobre bóvedas. Sufrió una remodelación durante el siglo III y en el siglo VI se elevó en su interior una iglesia que conmemoraba la muerte en este mismo lugar de los santos mártires Fructuoso, Augurio y Eulogio (siglo III). En el siglo XII esta iglesia fue reconstruida en estilo románico y puesta bajo la advocación de Santa Maria del Miracle. El anfiteatro se encuentra en bastante buen estado y son visibles muchos de sus elementos, así como los cimientos de la iglesia.
Tarraco, como capital de provincia, contaba con dos foros, uno provincial y otro local. El primero, más importante y monumental, fue construido el año 73 d. C. y era la sede del Consilium Provinciae Hispaniae Citerioris. Se elevaba en la parte alta de ciudad a lo largo de tres terrazas, en las que se encontraban -en orden descendente- el recinto del culto imperial, la plaza de representación (sede del gobierno provincial) y el circo. Este espacio quedaba divido en dos mitades simétricas por una vía procesional, que empezaba en el templo de culto imperial y acababa en la tribuna presidencial del circo (situada en mitad del graderío). Esta vía estaba flanqueada por una serie de esculturas dedicadas a los sacerdotes encargados del culto imperial. Por otro lado, para comunicar los diferentes espacios en altura se elevaron una serie de torres laterales que albergaban escaleras interiores. En la actualidad gran parte de este recinto se encuentra oculto por construcciones posteriores, pero son visibles en algunos puntos restos de los pórticos del nivel intermedio.
El circo se elevó a finales del siglo I d. C. y formaba parte del foro provincial ocupando la terraza inferior. El edificio se levantaba sobre un sistema de bóvedas de opus caementicium que, a la vez que sustentaba el graderío, permitía la circulación interior. El edificio se encuentra en un excelente estado de conservación y son visibles muchos de sus elementos originales.
Junto al circo se conserva el Pretorio, una torre de origen romano que alojaba unas escaleras que permitían la comunicación entre el foro provincial, en la parte alta, y la ciudad, en la parte baja. En la Edad Media la torre fue usada como palacio de los reyes de Aragón y, posteriormente, como prisión.
El foro local se empezó a construir en el siglo I a. C. y se situaba en la parte baja de la ciudad, en medio de la zona residencial. Este espacio era el centro neurálgico de la ciudad y donde se desarrollaba toda la actividad pública local. Se fue ampliando con el tiempo y al final quedó constituido por una plaza porticada, un templo, una basílica y un teatro. En la actulidad son visibles algunos restos del conjunto, como arcos y columnas.
El teatro formaba parte del foro local y fue elevado hacia al cambio de era aprovechando un fuerte desnivel para apoyar su graderío. Aunque en la actualidad no es mucho lo que se puede ver de él, sí se pueden reconocer fragmentos de sus tres elementos fundamentales: cavea (graderío), orchestra (hemiciclo central) y scaena (escena). También se han conservado restos de un edificio anejo y elementos escultóricos de la decoración.
Las murallas de Tarragona son de origen romano y es la primera gran construcción con la que contó la ciudad. Fueron elevadas entre los años 217 y 197 a. C. a base de muros ciclópeos y torres defensivas, de las cuales todavía se conservan tres (Arquebisbe, Cabiscol y Minerva). A lo largo de los siglos estos muros fueron reparados y modificados en varias ocasiones, de modo que el kilómetro conservado (de los 3.5 kilómetros originales) nos muestra diferentes fases constructivas y estilos arquitectónicos. Destaca, de entre esas modificaciones posteriores, el Portal de Sant Antoni, que data del siglo XVIII.
Aunque lo más relevante de este espacio arqueológico es la necrópolis paleocristiana, en verdad nos narra la historia del suburbio más importante de Tarraco. Extramuros y hacia el Este, entre el río Francolí y el puerto, se extendía un barrio cuya fisionomía y funcionalidad fue cambiando constantemente a lo largo de los siglos.
Durante los siglos II y I a. C. fue sobre todo un espacio sepulcral, con tumbas y mausoleos a lo largo de las vías que salían de la ciudad. Posteriormente, en el cambio de era y hasta el siglo III d. C., en esta zona se fue desarrollando un barrio muy ligado a la actividad portuaria: almacenes, talleres artesanales, domus suburbanas… ocuparon el espacio y desplazaron las zonas sepulcrales hacia la periferia.
A partir del siglo III d. C. Tarraco entró en un proceso de contracción que afectó especialmente a este suburbio, el cual vio cómo muchos de sus espacios fueron abandonados. Se recuperó entonces la función sepulcral del espacio y, hacia el año 259 d. C., fueron enterrados ahí el obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio. La presencia de estos santos mártires hizo que la cada vez más numerosa comunidad cristiana depositara ahí a sus muertos.
Sin embargo, a principios del siglo V, con la llegada de los pueblos bárbaros a Hispania, Tarraco se convirtió en la base de operaciones del ejército romano y sus barrios revivieron de nuevo. Domus y almaneces volvieron a erigirse en este barrio extramuros, pero esta vez lo hicieron más hacia la línea de costa, mientras que hacia el río se desarrolló un importante centro eclesiástico y funerario. En ese momento se levantaron dos basílicas en uno de los lados de la vía, una de ellas, de carácter funerario, se encontraba sobre los restos de los santos.
Actualmente, en este espacio arqueológico son visibles los restos de las diferentes construcciones que ocuparon el lugar, así como de las sepulturas. Entre estas útlimas destacan las paleocristianas, algunas conformadas por sarcófagos de gran belleza y calidad.
Centrado en la investigación del mundo romano, en este museo se puede apreciar una importante colección de objetos muebles provenientes de Tarraco. Su visita es el complemento perfecto a los monumentos romanos.
La catedral de Santa María se eleva en lo alto de la ciudad, en el mismo sitio en el que antes se elevaba el templo del foro provincial. De un estilo gótico bastante temprano, fue consagrada el año 1331. Aunque en un principio la catedral fue iniciada en estilo románico, posteriormente los planos fueron modificados y se diseñó un edificio más grande que seguía el nuevo estilo. La actual catedral es de planta de cruz latina, con tres naves con capillas laterales, crucero, un amplio ábiside central y otros dos ábsides laterales de reducidas dimensiones. La zona de la cabecera carece de simetría debido a las condiciones del terreno y a que en el ángulo norte se abre el claustro. En su interior se puede visitar, además, el Museo Diocesano.
Mercado Central de Tarragona.
También existen en la ciudad edificios modernistas de cierto interés. Entre ellos están el Teatro Metropol, el Matadero, el Mercado Central o el edificio de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación.
La Platja del Miracle.
A lo largo de la Costa Daurada encontrarás numerosas playas de arena fina y dorada y con una suave pendiente que te va adentrando poco a poco en el mar. Son lugares ideales para darse un baño refrescante en los calurosos días de verano. En la misma ciudad de Tarragona puedes ir a la Platja del Miracle, muy próxima al centro de la ciudad, o la Platja de l’Arrabassada, que ya está un poco más en las afueras. También puedes alejarte de la ciudad y escoger cualquiera de las numerosas playas de la zona: podrás elegir entre largas playas y pequeñas calas llenas de encanto.
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